Sistemas de identidad visual.

Imaginá que te invitaron a una boda y, por supuesto, querés comprarte un vestido nuevo. Así que empezás a buscar en las redes sociales, buscando tiendas o diseñadores que tengan vestidos que te gusten.

Y entonces lo ves. Según la cuenta de Instagram de un negocio local, el vestido perfecto te está esperando, justo ahí, cerquita de tu casa. No conocés esa marca, nunca escuchaste hablar de ella antes, pero ¿a quién le importa? Tienen tu vestido.

No perdés un segundo y vas derechito al negocio. Bueno, en realidad tratás porque la tienda no parece estar ahí. Chequeás la dirección otra vez y estás en el lugar correcto. Echás un vistazo alrededor y todavía no ves la tienda. “¿Dónde está mi vestido?» te preguntás apretando los dientes como si alguien hubiera secuestrado a tu mascota. Y justo antes de empezar a hiperventilar te das cuenta de que el negocio estaba ahí frente a vos. Salvo que parece un poco distinto. No hay ninguna manera de identificarlo. Nada que muestre la marca o colores de la marca. Nada. Así que entrás, preguntás por «tu» vestido que, obviamente, te queda divino y lo comprás. Pero aún así, todavía parece faltar algo. Es como si hubiera un desajuste entre la imagen que esa marca muestra en redes sociales y la realidad. Así que si nadie se da cuenta de que ese negocio está ahí y es difícil de identificar, el éxito de esta tienda parece depender de referencias o de personas como vos que no dejan de buscarla.

Ahora imaginá que en lugar de querer comprar un vestido necesitás asistencia médica o asesoría legal. ¿Te sentirías cómoda si hay una gran diferencia entre lo que se ve en un sitio web y en la vida real? Me atrevería a suponer que no.

Así que, ¿cómo se resuelve eso? Mediante la creación de un sistema de identidad visual sólido.

Y ¿qué es un sistema  de identidad visual? Es un conjunto de elementos que van a potenciar el reconocimiento de tu marca y que expresan la cultura de la misma. Los componentes más básicos de un sistema visual generalmente son: logotipo, tipografía, colores e imágenes. Cada elemento debe considerarse individualmente, y a la vez como una parte de un sistema mayor que es tu marca. Conseguirlo ¿Lleva mucho tiempo? Bueno, sí, pero pensá en ello como una inversión a largo plazo. Si tenés un sistema visual coherente tu marca se va a beneficiar de:

Ser reconocible:

Aunque la publicidad boca a boca es uno de lo tipos de publicidad más valioso, no vas a depender (solamente) de él para que se conozca tu marca. Si la decoración de tu tienda u oficina es acorde a la imagen que mostrás en tu web o en redes sociales, así como en tu papelería, packaging o cualquier otro elemento, será más fácil para las personas reconocer tu marca.

Creación de contenidos más simple:

Una vez que estableciste cómo va a ser tu sistema  de identidad visual, vas a evitar largas deliberaciones acerca de colores o tipografía en el momento de creación de contenidos para tu marca. Así vas a poder centrarte sólo en tus conceptos y estrategias.

Sentido de pertenencia:

Vas a tener más posibilidades de crear un vínculo con tu público objetivo si te pueden identificar fácilmente que si no lo hacen. Y, como mencioné antes, eso se logra gracias a una imagen bien diseñada. La consistencia te ayudará a ganarte la confianza de la gente a la que querés llegar.

Por lo tanto, no te estoy diciendo que tenés que convertirte en la nueva Apple en términos de identidad visual (aunque sería genial, ¿no?). Me imagino que ya estuviste pensando en todo esto de alguna manera. Basta con profundizar en lo que ya hacés instintivamente.  Una vez que estés satisfecha con los resultados, asegurate de mantener lo que creaste. Sé coherente en tu material de marketing, envases, comunicación, etc. y vas a tener la oportunidad de diferenciarte de tus competidores.

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