El beneficio de tener solamente unos pocos clientes.

Algunas de nosotras comenzamos nuestro camino emprendedor solamente con una idea de lo que queremos hacer y de lo que podemos ofrecer al mundo. ¡Ah, sí! También tenemos expectativas. Tenemos expectativas sobre cuánto va a crecer nuestro negocio, a cuántos clientes vamos a ayudar y acerca de cuántos seguidores vamos a tener en redes sociales . 

Tal vez este sea tu caso. Y tal vez, ya tenés el número de clientes que querías tener. Pero tal vez no. Entonces, ¿significa que si no tenés miles de suscriptores a tu lista de correo electrónico, tu negocio es un fracaso? No necesariamente, al menos en mi opinión.

Dale una mirada a tu lista de clientes. ¿Los conocés? ¿Te resulta posible mantener una conversación (aunque sea cortita) que no esté relacionada con el trabajo? ¿Se sienten cómodos cuando trabajan con vos? ¿Te alegra que te contacten?

Bueno, basta con el cuestionario. Ahora revisemos las respuestas. Si podés responder honestamente «sí» a todas estas preguntas, yo diría que vas por el camino correcto, aunque sólo tengas un cliente. En especial si tenés un solo cliente. 

Una parte importante de la construcción de una marca es la relación que desarrollamos con nuestros clientes. Si tenés una relación sólida con ellos, es probable que tu marca se haga más fuerte. ¿Cómo? Volviéndose irremplazable para tus clientes, de modo tal que, aunque tengan otras opciones, sigan eligiendo trabajar con vos. 

Obviamente querés tener un negocio sostenible que probablemente no sobreviviría con uno o unos pocos clientes. Pero la buena noticia es que si tenés un número chico de clientes, te va a resultar más fácil cultivar la relación con ellos. Vas a poder determina qué es lo que realmente necesitan y encontrar la manera de satisfacer esa necesidad, y eso puede ayudar a que tu marca crezca orgánicamente gracias a la gran experiencia de cliente que vas a estar creando. 

Cuando alguna emprendedora me contrata, me gusta pensar que trabajo «con» ella en lugar de «para» ella. Lo mismo pasa cuando soy yo quien contrata a otra emprendedora porque me da un espíritu de trabajo en equipo y un sentido de comunidad. Y ese sentido de comunidad me hace querer recomendarlas o hacer conexiones. Lo mismo sucede al revés: cuando una clienta está contenta con mi trabajo, me recomienda a otra emprendedora con la que estaré encantada de trabajar. 

Por lo tanto, lo que puedo sugerirte es que prestes atención al tipo de vínculo que desarrollás con tus clientes. Cuanto más fluido sea, más fuerte será tu marca. 

Como siempre, si tenés alguna pregunta o comentario, por favor sentite libre de contactarme.

 

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